Eres más que tus talentos.
Eres más que el título que cuelga en la puerta de tu oficina o de la compañía con tu tarjeta de presentación.
Eres más que la apariencia de tu casa y de la manera de actuar con tus hijos.
Más de lo que lograste la semana o el mes pasado . . . más que cualquier cosa que puedas lograr durante toda tu vida.
Una vez que aceptas esta verdad, puedes comenzar a lidiar más objetivamente con cualquier circunstancia puesto que tu valor propio e identidad no son negociables.
La identidad basada en posición no se origina en tu desempeño ni en la evaluación que haga alguien de él.
Antes bien, nace de cómo te sientes con respecto a tu posición en Cristo.
Liliana Gebel
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